Benachteiligung ausländischer Mütter im Sorgerechtstreit
Discriminación de madres extranjeras en juicios de custodia
Normalmente la separación se realiza sin mayores complicaciones. Sin
embargo suelen surgir aspectos importantes como la manutención, la
patria potestad, la vivienda, entre otros, que pudieran convertirse en
un desafío a la hora de ejecutar un divorcio. Bastaría sólo pensar que
el divorcio representa la disolusión de la otrora convivencia de dos
seres con orígenes culturales distintos para caer en cuenta de que las
respectivas visiones y maneras de ver la vida podrían - porque sí – ser
traidas a colación en el proceso de divorcio. Son estas maneras de ver
la vida de los llamados matrimonios binacionales las que suelen marcar
sus divorcios.
El término „binacional“ se asocia a dos nacionalidades. Vale destacar
que "este término en este contexto surgió hace ya muchos años, dada la
necesidad de algunas mujeres alemanas de lograr igualdad de derechos
para sus esposos extranjeros“, aclara Birgit Sitorus – sicóloga de
familia, escritora y miembro fundador de la Asociación de Matrimonios y
Familias Binacionales con sede en fráncfort del meno (cuyo nombre en
alemán reza Verband Binationaler Familien und Ehen). De ahí que lo
"binacional“ como tal haya acaparado la atención de la lucha de
entonces. Hoy en día – dice Sitorus - se trata de una asociación que
representa a familias interculturales, binacionales e interétnicas. "Nos
referimos a familias en las que el antecedente étnico está por encima
de toda cultura y nacionalidad“, apunta.
Es posible que el divorcio se enfrasque en problemas productos de dos
puntos de vista distintos. No estamos diciendo con ello que ésa tenga
que ser la regla, pues se debe tener presente que muchas son las
familias capaces de llegar a un acuerdo de divorcio sin problema alguno.
Birgit Sitorus precisa que apenas un 10 ó 15 por ciento de las familias
en proceso de divorcio buscan su ayuda terapéutica y de orientación en
la asociación que ella representa.
Muchos extranjeros se dirijen al seno de su institución en vista de que
les resulta imposible llegar a un acuerdo con sus respectivas parejas
cuando tratan de abordar puntos concernientes a la separación. Por eso,
requieren orientación para enfrentarla.
Muchas pueden ser las causas de la separación entre un extranjero y un
alemán – en sus distintas combinaciones de género. Pero el divorcio en
sí puede ser aun más crítico en estas familias. "Cuando hay menores de
por medio, entonces los padres – que no sólo seguirán siendo
progenitores sino también tutores del niño – están en la obligación de
actuar sin olvidar el bienestar de éste“, nos aclara la abogada de
familia Seyhan Gökkaya. La dra. Gökkaya precisa que un punto
controvertido en muchas familias interculturales, a saber, alemano –
extranjeras, es la patria potestad, además de la manutención o pensión.
Esa patria potestad de una pareja surge con el nacimiento del niño y se
mantiene intacta salvo que se reglamente lo contrario. Sólo en caso de
niños nacidos fuera del seno de un matrimonio se le declara al padre la
patria potestad conjunta.
Por lo general, ni siquiera los padres que se divorcian pierden la
patria potestad, al menos que – y hé allí el meollo del problema de
muchos - uno de los padres manifieste y solicte su interés de que la
patria potestad común sea suspendida. En algunos casos donde hay madres
extranjeras involucradas se toman decisiones en su contra. ¿Pero qué
explicación hay para esto ?
La abogada de familia Seyhan Gökkaya se basa en su experiencia como
jurista para afirmar que „muchas madres extranjeras no están lo
suficientemente informadas sobre sus derechos“. A ello se suman las
barreras idiomáticas que impiden que aprovechen las ayudas existentes
para los inmigrantes.
La sicóloga de familia Birgit Sitorus, autora del libro Separación y
Divorcio de Marimonios Binacionales ( en alemán Trennung und Scheidung
binationaler Paare ) apela igualmente a su trayectoria para ir incluso
más lejos y aseverar que, en comparación con una madre alemana, es poco
prometedor el panorama de un proceso de divorcio para una madre
extranjera que desea que su hijo siga viviendo con ella. “Ésta es prueba
fehaciente de la desventaja en la que se encuentran las mujeres
extranjeras”, sentencia Sitorus.
La parte alemana de un matrimonio binacional, sea ésta hombre o
mujer, que además es miembro del grueso de la sociedad y, por ende,
tiene el poder a sus espaldas - porque domina el idioma, conoce el
sistema y, así, le suele resultar más fácil ganarse el instituto de
atención al menor – tiene ventajas frente a su pareja extranjera. De ahí
que sea quizás más complicado para las mujeres exntranjeras hacer uso
de sus derechos, lo cual repercute desfavorablemente en el proceso de
divorcio a la hora de manifestar sus exigencias y peticiones para que
éstas sean atendidas y reconcidas en igualdad de condiciones.
A despecho de esta realidad descrita, muchos expecialistas del
derecho afirman que están dadas las mismas garantías de éxito para la
parte extranjera de un matrimonio si ésta entra en una lucha legal por
la patria potestad de sus hijos. Dicen que rara vez hay decisiones
erróneas y que se limitan a una pequeña parte de los casos. Quizás se
trate de excepciones, pero si pensamos que la naturaleza del inmigrante
es la minoría, entonces estaríamos frente a un problema digno de
preocupación estadística y socialmente hablando.
Sara Rodríguez cayó en una de esas presuntas excepciones del sistema.
Dice haber estado casada con un hombre alemán, profesional y de buena
posición económica. Tras seis años de matrimonio y reiterada convinción
sobre sus supuestas insuperables diferencias deciden divorciarse. La
sra. Rodríguez afirma haber sido víctima de la injusticia de un sistema
el cual desconocía. “Nos divorciamos porque no nos entendíamos en el
matrimonio”, recalca Sara Rodríguez. Pero tampoco se logrararían
entender durante el proceso de divorcio. Su entonces esposo casi
secuestró a su hijo común ( 4 años de edad), al cual no se le permitía
ver siquiera durante meses. Durante este período se agravó la situación
entre ella y su ex esposo. El juicio del divorcio y, así, la patria
potestad sobre el menor se llevaba a cabo en un tribunal en la localidad
de langen, en las cercanías de fráncfort del meno. Allí, la sra.
Rodríguez afirma haberse sentido vejada por la albitrariedad de un juez a
quien ella acusa de racista dado su comportamiento frente a ella y su
representante legal, una abogada de ascendencia italiana. Gritos e
intimidaciones eran en el orden del día. Aunado a ello, el instituto de
protección al menor ( el llamado Jugendamt) en la persona de una de sus
trabajadoras sociales parece haber emitido juicio y conclusiones sobre
la vida de la sra. Rodríguez sin que ésta sintiera respeto alguno por
sus argumentos y derechos. Mas bien, fue el punto de vista de su ex
esposo el decisivo. Según un informe emitido por una sicóloga
encomendada ad hoc por el tribunal en cuestión, no estaría garantizada
la seguridad finaciera del niño al lado de la madre; por el contrario,
sí, con su padre. Visto así, se nota cierto menosprecio por el ámbito
emocional, el cual es vital en el desarrollo del menor. La decisión del
juez determinó que el niño se quedaría con el padre. “Perdí la vida
común que tenía con mi único hijo”, lamenta Rodríguez. “Sólo puedo verlo
cada dos semanas”, apunta.
En la sociedad alemana de hoy - así multicultural como muchos
pretenden definirla- he de aspirarse que lo normal en los divorcios de
matrimonios binacionales sea que ambos padres retengan la patria
potestad sobre sus hijos. Lamentamente, la realidad suele tornarse un
poco turbia. Según la escritora Birgit Sitorus, muchos padres
extranjeros ciertamente debieran retener la patria potestad, pero la
tendencia apuntan hacia otra dirección en la que un padre alemán tiene
mayor probabilidad que un extranjero de mantenerla. Peor aún es el caso
de madres extranjeras: frente a un marido alemán violento en el hogar
que hacia afuera luce amable, versado y elocuente son pocas las
ganarantías de salir airosa para una madre extranjera que tal vez no
habla bien alemán y da una impresión introvertida y poco convincente.
De hecho, según Birgit Sitorus, es incluso posible avalar
estadísticamente la afirmación según la cual algunas madres extranjeras
tienen peores posibilidades de que sus hijos permanezcan con ellas tras
un proceso de divorcio.
Es por ello que unas de las peticiones que hicieran juristas como Seyhan
Gökkaya apuntan a un mejoramiento de la manera cómo se abordan hasta
ahora los procesos de divorcios, en los que – según ella- se debe velar
especialmente por el bienestar y tutela del menor. Por esa convicción,
Gökkaya insta a que los divorcios donde se dispute patria potestad por
hijos deban estar asesorados por tutores de juicio para el menor (los
llamados Verfahrensbeistand) y sicólogos especializados mejor
remunerados.
Birgit Sitorus también señala que más que las leyes son las personas
que las aplican quienes pudieren representar un problema. “En algunos
casos, los institutos de protección al menor (Jugendamt), abogados,
tribunales y tutores de juicio para el menor cuentan con pocos
conocimientos sobre temas interculturales. Hay un desconociemiento
asombroso sobre qué es inmigración y qué rasgos específicos podrían
moldar ciertos grupos culturales”, sentencia Sitorus. Igualemente hace
un llamado a una mayor ampliación de la consciencia intercultural en el
campo admistrativo e interhumano.
Entonces estamos hablando de una necesidad de progreso en el
conocimiento e información sobre inmigración como un todo, sus
consecuencias y afinidades a las respectivas familias. Se trata de mayor
respeto por otros puntos de vista. Para evitar desigualdad e
injusticia, las autoriades alemanes deben dar un vuelco al trato con sus
conciudadanos extranjeros. Por su parte, estos últimos deben tratar de
abrirse a su nueva sociedad, aprovechar sus oportunidades económicas y
sociales, así como contribuir al desarrollo continuo de la convivencia.
Igualmente, los expertos del derecho instados a mostrar mayor tolerancia
y solidaridad frente a sus conciudadanos de orígenes culturales
distintos. Por últimos el gobierno alemán debe mostrar mayor entrega y
compromiso con su esfuerzo por crear más puestos de trabajo y de
formación sobre temas interculturales.
Vincent Echenique
Fuente:
Verband Binationaler Ehe und Familien, Frankfurt am Main
(www.verband-binationaler.de, Ludolfusstr.2-4, 60487
Frankfurt am Main)
Bundesarbeitsgemeinschaft Verfahrens pflegeschaft für Kinder und Jugendliche e.V Berlin
Seyhan Gökkaya, Familienanwalt
(Verfahrensbeistandschaft
Frankfurt am Main)
Birgit Sitorus, Familienpsychologin und Buchautorin
Betroff ene Mütter: Estella Bustamante, Sara Rodríguez, Nora Tortuosa (Namen von der Redaktion geändert)
AUTOR: Vincent Echenique, Journalist und Medienwissenschaftler, Guia-Frankfurt.de
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